En ellas, los soviéticos hicieron gala de su gran fortaleza, y se impusieron a los del Mediterráneo por un 2-0 que les llevó a la final la cual perdieron frente a la selección neerlandesa de los Ronald Koeman, Frank Rijkaard, Ruud Gullit, y Marco van Basten, una de las mejores generaciones que asombraron al mundo, y en especial a Italia, en cuyos clubes militaban algunos de ellos. Entre ellas, destacan algunas como la tecnología transpirable Climalite, cuyo cometido es expulsar el sudor para que siempre permanezcas seco, por muy exigente que sea la sesión de entrenamiento. Un empate a un gol frente a los búlgaros, y frente a la Argentina de Diego Armando Maradona, se unirían a la victoria por 2-3 frente a los surcoreanos para clasificarse como segunda de grupo para los octavos de final del torneo. En los lanzamientos, los fallos de Roberto Donadoni y Aldo Serena condenarían a Italia, y los 60.000 asistentes de Nápoles cargaron contra el ídolo local Maradona por dejarles fuera de la final de «su» Mundial.
Frente a los estadounidenses se repitió el mismo marcador gracias a un gol de Giuseppe Giannini, que sumado a la victoria por 2-0 frente a los checoslovacos gracias a los goles de Schillaci, y de un joven Roberto Baggio en lo que sería denominado como «el gol del Mundial» debido a su bella factura, servirían para completar una perfecta fase de grupos. En el primer partido frente a los austríacos, un solitario gol del «Totò» Schillaci daría la victoria a los italianos. El partido necesitó ser resuelto desde el punto de penalti, tras llegar al final de los 120 minutos de partido con un empate a uno por los goles de Schillaci y Claudio Caniggia. Los transalpinos no conseguirían acceder a la fase final del torneo tras caer eliminados en el Grupo 3 de la fase de clasificación. Accedió a la fase final del torneo tras salir como primera del Grupo 2 de la fase de clasificación tras firmar una casi impecable actuación frente a la selección portuguesa, la selección sueca, la selección suiza y la selección maltesa. Hubo que lamentar el final de la carrera de Diego Armando Maradona, que dio positivo por dopaje. Allí esperaba la selección argentina de Diego Armando Maradona vigente campeona Mundial.
El cruce frente a la selección uruguaya, doble campeona Mundial, depararía otra solvente actuación italiana, que vencería por 2-0 gracias a los tantos de Schillaci, y Aldo Serena. Una decepción como hacía tiempo que no se vivía en Italia, debido en especial a la gran participación del anterior Mundial, del que había ganas de resarcirse, y por contar con una de las mejores generaciones de futbolistas que dio el país. Desglosando las actuaciones italianas, no empezarían con buen pie el Mundial, tras caer derrotados por 0-1 frente a los irlandeses. Los cuartos de final les llevaría a enfrentarse a una de sus viejas rivales, la selección española, con la que mantuvo grandes duelos en décadas pasadas, en especial en el Mundial de 1934. Sesenta años después, las viejas heridas se abrirían por lo que estaba por acontecer en el encuentro. En el partido, no hubo sorpresas, y de nuevo Schillaci anotaría el tanto que supondría el 1-0 final que llevaría a los anfitriones a semifinales y que situaba al italiano como máximo realizador del campeonato. En el partido por el tercer puesto, Italia venció por 2-1 a la selección inglesa con goles de Baggio y Schillaci y regresó al podio Mundialista, y Schillaci recibió la Bota de Oro como máximo realizador con 6 tantos y el Balón de Oro como jugador más destacado del torneo.
Roberto Baggio sería el autor de ambos tantos, y desde ese partido, en el hombre decisivo de Italia y uno de los mejores del Mundial. Italia llegaba polémica pero también merecidamente a las semifinales donde de nuevo dos tantos de Roberto Baggio les clasificaría para la final. Roberto Mancini anotaría un tanto que serviría para que Italia empatase por 1-1 frente a los anfitriones, Gianluca Vialli otro que serviría para vencer por 1-0 a la vigente subcampeona de Europa, España, y Alessandro Altobelli y Luigi De Agostini certificaban el 2-0 para vencer a la selección nórdica. Durante la primera fase del torneo, Alessandro Altobelli se erigió en la gran figura italiana al ser el autor de todos los tantos italianos. El grupo acabó siendo el más igualado de la primera fase, y los cuatro equipos finalizaron empatados a 4 puntos, con el mismo número de victorias, empates y derrotas, por lo que hubo de decidir el orden para ver qué tres selecciones accedían a los octavos de final mediante el «goal-average».
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